Hemodiálisis
La hemodiálisis limpia la sangre mediante un tratamiento que se realiza fuera del organismo. Durante este tratamiento, la sangre pasa a través de un filtro (dializador) que está conectado a una máquina de diálisis. Cada tratamiento suele durar entre cuatro y cinco horas, y se debe realizar al menos tres veces a la semana.
¿Cómo funciona la Hemodiálisis?
El dializador es el lugar donde se eliminan los productos de desecho y el exceso de líquido de la sangre. La característica principal del dializador es que tiene una serie de finas membranas semipermeables. La función de las membranas es actuar como barrera entre la sangre y el líquido de diálisis, y permitir el movimiento selectivo de sustancias que entran o salen de la sangre. El principio parece bastante complicado, pero es muy sencillo: dos líneas de plástico estériles están conectadas al dializador, una para llevar la sangre al dializador y la otra para devolverla al organismo. Las líneas y el dializador (circuito sanguíneo) están conectados a una máquina de diálisis. La máquina controla de forma segura el flujo de la sangre a través del circuito sanguíneo, que normalmente es de 250-450 ml/min. El volumen total del circuito es de unos 200-300 ml. Una sesión de diálisis completa suele durar entre cuatro y cinco horas.
¿En qué consiste una sesión de diálisis?
Antes de comenzar la hemodiálisis, es necesario tener preparado el acceso vascular. Al comienzo de cada sesión, el paciente tendrá que someterse a un pequeño procedimiento para preparar el acceso vascular para la conexión al circuito sanguíneo. Durante toda la sesión de diálisis, el paciente tiene que estar sentado cómodamente en una silla o tumbado en una cama, donde podrá leer, escuchar música o dormir. También puede usar el teléfono móvil para hacer cualquier llamada que necesite, trabajar en un PC, ver películas o acceder a internet. Es posible que se le deba administrar alguna medicación a través del circuito sanguíneo durante el tratamiento. Las enfermeras supervisan periódicamente tanto al paciente como a la máquina de diálisis. Cuando la sesión de diálisis haya terminado, al paciente se le practica otro pequeño procedimiento para desconectarlo del circuito sanguíneo.
Después de la sesión puede sentirse cansado
La hemodiálisis en sí no es dolorosa. Sin embargo, es posible que el paciente experimente algunos efectos secundarios. Es bastante frecuente sentirse cansado después de una larga sesión de diálisis. Una forma de sobrellevar estos síntomas es ajustar la dieta y hacer ejercicio con regularidad. Esto puede aumentar su nivel de energía. Algunas personas pueden tener náuseas, sentirse mareadas o tener calambres musculares durante la diálisis. Si tiene alguno de estos problemas, el personal médico hará todo lo posible por ayudar a sobrellevarlo.